“Kevin es un jugador especial. Ve cosas que otros no pueden ver en el campo“. Eso decía Pep Guardiola sobre Kevin De Bruyne, su mago en la medular en el Manchester City y uno de los principales culpables de que su plan funcione. El de Santpedor, que ha dirigido a los mejores futbolistas del planeta, es un enamorado del belga, que este sábado ha vuelto a competir en la Premier con un gran rendimiento ante el Newcastle.
No fue titular el belga, pero no importó: saltó al campo en la segunda mitad y fue decisivo en la remontada del Manchester City. Los de Guardiola, que sufrieron mucho a campo abierto, remontaron el duelo ante el Newcastle.
De Bruyne fue la llave que desencadenó la remontada. Primero con un gran disparo raso ajustado al palo, el 2-2, y minutos más tarde, con una deliciosa asistencia a Oscar Bobb para firmar el 2-3. El belga se había lesionado el pasado 11 de agosto ante el Burnley. Regresó en la FA Cup ante el Huddersfield y volvió a tener minutos ante el Newcastle, en uno de los grandes partidos de la jornada en la Premier.
¿Pero, por qué es tan importante para el entrenador catalán? De Bruyne es la extensión de Guardiola sobre el terreno de juego. Actúa como enlace entre la defensa y el ataque y la temporada pasada firmó unos números de escándalo: 10 goles y 31 asistencias en 49 partidos. Con diferencia, fue el máximo asistente de la Premier League con 18 pases de gol.
UN PELIGRO CONSTANTE
El futbolista del Manchester City destaca por muchísimos aspectos, pero por encima de todos la facilidad con la que sirve balones que generan ocasiones de gol. A través de centros precisos, cuando la defensa rival está considerablemente encerrada, consigue ganar la espalda en espacios muy reducidos. Los envíos son tan precisos que el portero y los defensas dudan de si atacar o no el balón, y eso son ‘caramelos’ para los atacantes.
Terminó el curso pasado con 31 pases de gol entre todas las competiciones, cuatro más de los que cosechó Leo Messi en la temporada 2014/15. De hecho, el argentino es el último jugador que ha alcanzado la treintena (firmó 31 en la 2011/12).
Desde la posición de interior, De Bruyne se implica en la base de la jugada. Sin embargo, también tiene colmillo para fulminar a las defensas rivales filtrando balones y disparando desde larga/media distancia con sus dos ‘cañones’ que tiene por piernas, que domina prácticamente por igual. Aunque es diestro, juega con la misma soltura con la zurda. Un factor fundamental para generar peligro constantemente, sin importar el ángulo que tenga o el perfil del campo en el que se encuentre.
Más alejado de la zona de creación, confía en la calidad de sus defensores en los envíos y aguanta en posiciones más avanzadas. Así, el equipo se estira para generar espacios que suelen ocupar los extremos o los interiores. Allí es mortal. Un martillo en el último tercio del campo.
De Bruyne es uno de esos futbolistas que ve la portería grande. Manda verdaderos misiles directos a la red del rival, inapelables para el portero. Tiene mucha facilidad para encontrar la base de los palos o las escuadras.
IMPORTANTE EN LA PRESIÓN
Uno de los sellos de identidad de los equipos de Pep Guardiola es la presión. Y como el resto de compañeros, De Bruyne tiene un trabajo importante en este aspecto. Él funciona especialmente bien en espacios reducidos, explotando la recuperación tras pérdida. Si roba el balón, tiene la potencia suficiente para organizar el contragolpe o para conducir rápidamente hacia el área rival. Pero a campo abierto sufre más.
EL ARTE DE SABER SIEMPRE QUÉ HACER
De Bruyne tiene un criterio exquisito para determinar cómo actuar, por dónde moverse y qué hacer para potenciar al equipo. En unas declaraciones a ‘Sky Sports’ demostraba que entiende a la perfección lo que le pide Guardiola y cómo debe explotar sus virtudes. “Sinceramente, la estadística de ‘pases completados’ no sirve de nada para un jugador como yo. Puedes tener un 96% de precisión, pero si das pases sin peligro no generas nada. No eres peligroso. ¿Entonces, de qué sirve?“.
El belga sabe que en el último tercio del campo es donde realmente es peligroso, así que trata de aprovechar constantemente toda la amplitud que generan los extremos, usando el espacio que se inventan para superar a los pivotes defensivos y recibir el balón en su zona favorita. Allí, por dentro, saca la varita.
Ahora Guardiola tiene motivos para sonreír. Su ‘favorito’ está de vuelta tras demasiado tiempo de espera. La conexión del belga con el de Santpedor es especial. Y se eso se aprecia. Al entrenador catalán se le ponen unos ‘ojitos’ distintos cuando está sobre el verde. Y el City coge otro ritmo. Un ritmo de campeón.