Cuando cerramos los ojos y pensamos en Stephen Curry, nos viene a la mente el rostro alegre, feliz, con una sonrisa, de uno de los grandes jugadores de la última década en la NBA, con cuatro anillos de campeón, y que ha marcado un antes y un después en la historia de la liga.
Con los 36 años cumplidos hace un par de semanas, el base de los Warriors sabe que el tiempo no es eterno, y que, muy a lo lejos, simplemente por una cuestión de edad, aparece el final de su carrera. Por el momento, está cobrando esta campaña casi 52 millones de dólares, para la que viene tiene firmados 55,7, y para la 25/26, 59,6 millones de dólares.
La situación de los Warriors en la clasificación
Curry está gozando estas campañas de su mejor salario, pero en pista, la situación es diferente, con unos Golden State Warriors que actualmente marchan décimos con un balance de 38 victorias y 34 derrotas, un partido más de ventaja respecto a unos Houston Rockets que cotizan al alza, y que, para sorpresa de muchos, se ha enganchado a la lucha por estar presentes en la postemporada con 10 triunfos consecutivos, el último anoche, nada más y nada menos que en la pista de los Thunder, que están en la pelea por acabar al frente del Oeste.
Todos los líos de Green esta temporada
Uno de los protagonistas negativos en la temporada de los Warriors ha sido Draymond Green. El díscolo interior de los de Golden State ha sido noticia por acciones antideportivas, discusiones con los árbitros, y en definitiva, por asuntos que no están relacionados con su rendimiento en la pista. Esta temporada, y tras dos expulsiones, llegó el momento más crítico, tras su agresión a Jusuf Nurkic que acarreó una sanción de 12 partidos que debían servir como punto de inflexión y para lograr una bajada de revoluciones que, con el paso del tiempo, se ha visto que es una misión imposible. El último episodio, anoche ante los Grizzlies.
La enésima ‘calentada’ que acabó con su expulsión
Los Warriors se están jugando ‘la vida’ para estar en ‘Play-In’. Es por eso que es incomprensible como, tras haberse disputado menos de cuatro minutos del partido ante los Orlando Magic, y con 6-6 en el marcador, Draymond Green fuese a protestar una decisión a los árbitros de la manera tan vehemente. Le habían señalado una técnica. A pocos centímetros de uno de los colegiados, Green mostró su descontento. De camino al banquillo, el ’23’ de los Warriors siguió con sus quejas, hecho que provocó la segunda, y la posterior expulsión del partido, algo que parecía buscar un jugador que no se sorprendió de la decisión de los árbitros, y que encaró directamente el túnel de vestuarios.
Curry, roto
El ‘highlight’ de la noche, tras esa expulsión, no lo protagonizó Green, sino un Curry que no dejaba de negar con la cabeza, que recibió el apoyo y cariño de su entrenador, Steve Kerr, algo que no le sirvió de consuelo. El base, en una mezcla de tristeza, rabia e ira, se rompió. Escondió su cabeza bajo la camiseta, en una imagen muy potente, para luego volver a pista y tratar de lograr una victoria imprescindible para sus Warriors.
Él y Wiggins se echan el equipo a las espaldas
Curry firmó dobles figuras con 17 puntos y 10 asistencias, y Andrew Wiggins aportó 23 puntos para liderar la victoria ante Orlando por 93-101. Ambos se fundieron en un emotivo abrazo tras haber logrado sacar un partido que pintaba muy complicado. A los Warriors todavía le quedan 10 partidos para acabar la fase regular. Un par de encuentros ante los Mavericks de Doncic, ante unos Jazz que parecen haber perdido fuerza, un duelo ante los Lakers que puede marcar el orden de la clasificación, y una auténtica final ante los Rockets.
Campeones en 2022, les tocará dar un paso al frente, pero esa imagen y reacción de Curry, tras el enésimo lío de Green, puede haber marcado el inicio de un divorcio con un jugador irreconducible.