Quino Colom (Andorra La Vella, 1988) disfruta de sus últimos años de basket profesional en Girona, después de una vida en la que ha combinado etapas largas en el extranjero, como Rusia y Turquía, y otras en la ACB. Ahora, pone su experiencia y trabajo al servicio del Bàsquet Girona al que llegó la pasada temporada.
“Si vine al Bàsquet Girona fue por Marc Gasol”, explica el base de 35 años, segundo invitado al programa “El Confesionario, producido por Movistar+ y la ACB y que presenta Antoni Daimiel.
“Con Marc Gasol, somos buenos amigos, tiene un proyecto muy chulo. Era volver cerca de casa, a una ciudad que se acoplaba muy bien a lo que estaba buscando a nivel familiar y deportivo. Con él la relación es muy buena, es un jugador muy inteligente y fuera de la pista también lo es. Sabe identificar momentos buenos o malos, pero no se estresa cuando haces un partido malo, lo está llevando muy bien. Este año se ha alejado un poco de lo que es el equipo, pero la relación muy buena”.
Larga etapa fuera de España
Colom, con una carrera prolífica, vivió parte de su etapa profesional fuera de España. “He tenido suerte de pillar buenos contratos fuera, algo también he hecho bien. Los años de Rusia o Turquía me han metido arriba en la clasificación de los más pagados de Europa”, confesaba en el programa.
“Enviaba dinero directamente a Andorra: mis impuestos los pagaban ellos, yo cobraba neto. Como vivía más de 6 meses en Rusia no tenía que pagar doble impuestos aquí. Invertí bastante bien en Andorra el dinero que me llegaba. En Rusia teníamos un banco, pero no toqué mucho el dinero, no me fiaba mucho de los bancos de allí”, dijo, recordando su etapa en el UNICS Kazán.
Valencia, su peor experiencia
¿Y de su etapa en España? “Valencia fue mi peor experiencia dentro de España, aunque del primer año tengo mejor imagen de lo que se recuerda: tuvimos tiro para llegar a la final de la ACB y en Euroliga estuvimos a un partido de Playoff. Fue duro todo lo que pasó y el trato recibido, pero yo siempre intento quedarme con lo bueno, y nos lo pasamos muy bien allí. Tuve grandes compañeros y tuve allí a mi segunda hija, así que es un buen recuerdo”, explica.
Sobre sus colores, no duda en señalar que es muy blanco. “Soy del Madrid. De pequeño era del Madrid, en el ‘Estu’ o en el ‘Fuenla’ no me dejaban decirlo, pero lo tenía dentro. En Europa soy del Panathinaikos, a mi abuela le gustaba mucho y siempre lo veíamos por la tele. He estado dos veces muy cerca de fichar y me hubiera hecho mucha ilusión”.
Y sobre su posible retirada, lo tiene claro. “Hasta que haga el ridículo en las pistas seguiremos ahí aguantando”, dijo.