Antony está comprando muchas papeletas para ser uno de los fichajes más ruinosos de la historia del Manchester United. En el Ajax explotó como uno de los jugadores más determinantes del planeta en el uno contra uno. Y Erik ten Hag, que acababa de llegar a Old Trafford y lo tenía muy controlado de su etapa en Ámsterdam, pidió un esfuerzo mayúsculo para traerlo. Concretamente, de 95 millones de euros.
En su última temporada en los Países Bajos, la 2021/22, firmó 12 goles y repartió 10 asistencias en 33 duelos y sumó 2.535 minutos de juego. Dobles dígitos en goles y asistencias que empezaron a reducirse nada más aterrizar en Old Trafford pese a jugar muchos más partidos (47) y tener más presencia en el verde (3.369 minutos).
En ese curso, el 2022/23, marcó 10 goles y dio 5 asistencias. Cifras decentes teniendo en cuenta que era su primer año en una competición tan exigente como la Premier League, pero que ya se empezaban a alejar del Antony dominador que se vio en el Ajax.
Sin embargo, el gran drama se está viviendo esta campaña. Ningún gol y ninguna asistencia en 22 partidos. En total, 1.234 minutos sin participar directamente en ningún gol del Manchester United. No se puede negar la gran capacidad que tiene Antony para el regate, pero también es una realidad que se trata de un futbolista demasiado previsible. El rival intuye con facilidad lo que quiere hacer y si la defensa está activada, el brasileño desaparece del mapa.
SIN CHISPA
Antony ha perdido la chispa, la capacidad de sorprender que sí tenía en Ámsterdam. Le cuesta mucho tomar la decisión correcta cuando tiene el balón, no mejora las jugadas, no genera peligro, y los números indican que no tiene gol ni tampoco logra crear buenas situaciones para sus compañeros. El gran problema es que costó 95 millones de euros y está siendo un agujero negro para el club.
Su declive no solo se traduce en su inexistente aportación en cuanto a goles y asistencias. También se evidencia en sensaciones, en su atrevimiento y en las acciones que ejecuta. Según datos de DataMB, desde que salió del Ajax firma muchas menos carreras progresivas, completa muchos menos regates y se implica en menos situaciones de ataque.
Tiene 23 años y mucha carrera por delante, pero es normal que se impacienten con su rendimiento. Por lo que costó, aunque no fue culpa suya, por lo que se esperaba de él y porque su bajón está durando demasiado. Quizá es temprano para considerarlo otro ‘juguete roto’, pero de momento, aún se sigue buscando al Antony que mostró ser imparable en el Ajax.